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viernes, 4 de julio de 2014

₃₈ Little Folk of Faery (2009)

Tipo: Simulador social
Año: 2009
Estudio: Kylotonn
Multijugador: No
Puntuación: 3

Este es un juego poco habitual en mi ludoteca particular, tanto que me está costando encontrar alguna otra reseña con la que pueda establecer un paralelismo. Little Folk of Faery es una especie se simulador social (muy simplificado) en el que debemos conseguir que un pequeño pueblo de duendes recupere su esplendor. Esta misión ha caído sobre nuestros hombros al heredar la tienda de antigüedades de nuestro difunto abuelo, donde se sitúa el minúsculo reino de las hadas.

Sí, sé lo que estáis pensando: que esto va a ser una cursilería. No andáis desencaminados, pero tiene su encanto. Evidentemente no es un juego para hardcore gamers, prueba de ello es que también está disponible en Big Fish, pero para un público juvenil o abierto de mente, no está nada mal y los gráficos son muy resultones. Eso sí, es muy corto y no menos sencillo.

Fae y un gnomo que ha conseguido algo.

El máximo número de habitantes de la aldea es doce, así que por la superpoblación no os preocupéis. Además, son inmortales y la comida nunca se acaba (es un juego infantil, ¿vale?). Tenemos cuatro tipos de hadas: gnomos, duendencillos, leprechauns y dríades, cada una con una habilidad fuerte y otra débil. Las habilidades son música, naturaleza, sabiduría y exploración, y podemos ir entrenándolas en los lugares adecuados del mapa, hasta un máximo de cuatro niveles en cada una. También está Fae, que es una especie de Campanilla que nos hace de guía, otro par de hadas fijas por ahí y por supuesto las almas en pena, espíritus que asolan inicialmente casi todo el mapa y a los que tendremos que distraer con música mientras otro compañero despeja la zona para añadirla a nuestros dominios.

Cada hada cuenta con su propia mascota y nuestro "perro" Ginger (jamás dírías que es un perro, pero vale) también anda husmeando por ahí. Todo muy cuco. Las imágenes recuerdan mucho a las conocidas hadas dibujadas por Brian Froud, hasta tal punto que diría que se han basado directamente en ellas. La propia tipografía usada es la típica de los libros de este género. Los sprites (nunca mejor dicho) son de gran calidad, pero no hay nada que distinga entre sí a las hadas de la misma raza. Simplemente alguna modificación de color o algún detalle similar hubiese sido suficiente (sobre todo porque nunca vamos a tener más que tres del mismo tipo), pero ni eso.

Musa, el hada que enseña música,
y debajo Ginger, nuestro eh... perro.

Curiosamente, tanto los gráficos como la mecánica de juego me recordaron a esa fase de Robin Hood donde hemos de entrenar a nuestros hombres en el bosque de Sherwood y dejarlos preparando cosas para cuando volvamos de la siguiente incursión.

Las misiones son bastante obvias, salvo al principio que no aún no sabes dónde está cada cosa y te puedes perder un poco. Si se tarda en completar la historia principal es simplemente porque antes de poder realizar cada tarea tenemos que cumplir los requisitos, y porque nos entretendremos con misiones secundarias y con la recogida de objetos mágicos aleatorios que nos darán más "encanto". También por un sistema de selección de personajes bastante chapucero, con el que puedes fastidiar sin querer lo que estaban haciendo. La clave del juego es la tranquilidad: no hay momentos críticos ni decisiones irreversibles, sino que está pensado para ir jugando a ratos y disfrutar de los pequeños detalles. No es un estilo para todos los públicos, qué duda cabe, pero a mí decididamente me gusta.

Potito, potito..

Como en otros simuladores sociales, el tiempo transcurre incluso con el juego apagado (aunque lo que sucede más bien es que al recargar la partida se calcula lo que ha ocurrido desde que lo cerramos), por lo que conviene dejar entretenidas a todas nuestras hadas y no perder inútilmente el tiempo, ya que algunas tareas se dilatan bastante. Al principio no me acababa de convencer esta característica, pero la verdad es que contribuye a dar cierto realismo a la historia, como si de veras abandonáramos el reino de las hadas para ocuparnos de nuestros asuntos mundanos y, al regresar, éste hubiese seguido su curso. Ojo, tampoco esperéis grandes cambios: algunas misiones completadas, algunos pobladores asustados por las almas en pena y poco más. De nuevo, demasiado simple para lo que podría haber sido.

En definitiva, Little Folk of Faery es un buen juego sin grandes pretensiones, adecuado para los peques de la casa y también para los mayores que quieran olvidarse por un rato de baños de sangre y estrategia crujemeninges. La idea daba para bastante más, si se hubieran puesto a ello, con diferentes criaturas, eventos exteriores, generaciones de hadas tal vez... Pero evidentemente no era ése el objetivo.

Existe una especie de secuela llamada Hidden Path of Faery, que comparte la historia de fondo y bastantes personajes, pero en este caso se trata de un juego de objetos ocultos al estilo tradicional, y el gameplay no tiene nada que ver con el de Little Folk. Curioso, ¿no?

Similitudes razonables con...


The Happy Hereafter

Robin Hood: La Leyenda de Sherwood

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