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viernes, 20 de marzo de 2015

₆₀ SimCity (1989)

Tipo: Gestión urbana
Año: 1989
Estudio: Maxis
Multijugador: No
Puntuación: 5

SimCity es uno de esos juegos privilegiados que, al igual que Warcraft, Alone in the Dark o Transport Tycoon, crearon su propio género. En este caso, el de gestión urbana: hacer que una ciudad crezca, prospere, y cubra las necesidades de sus habitantes. Y todo eso evitando que el ayuntamiento acabe en quiebra, que es lo más habitual.

Ansiaba jugar a SimCity incluso antes de tener mi primer ordenador. Creo que había oído a algún amigo hablar de él (seguramente tenían la versión de Amiga, que era lo que se llevaba entonces), y luego lo vi anunciado en una revista, y me fascinaba el concepto. Gestionar una metrópolis, poner aeropuertos, estadios, rascacielos... Era tan distinto a lo que estábamos acostumbrados. Claro que yo me imaginaba unos gráficos brutales y una ciudad orgánica que luego resultó no parecerse en nada a la realidad. Pero aun así, SimCity me atrapó durante meses de partidas abocadas a la ruina municipal, hasta que por fin logré crear una ciudad que creciera y diese dinero. A partir de ahí conservé la partida grabada de esa semilla productiva y la reusé una y otra vez...

Pequeña sección de ciudad, con separación
verde entre barrio residencial e industrial.

A diferencia de los juegos posteriores del mismo estilo, incluyendo sus sucesivas secuelas, el SimCity original usa una sencilla perspectiva cenital y no isométrica, de modo que cada edificio no "tapa" nada a su alrededor, con un nivel de detalle ciertamente reducido. Las herramientas a disposición del jugador tampoco son numerosas, pero sí suficientes. La más importante es la que permite recalificar cada sección del terreno como residencial, comercial o industrial, de forma que pueda construirse en él. Esto es un aspecto importante: nosotros no decidimos qué se construye en cada sitio, sólo el tipo de edificios permitidos. Luego será la población y la riqueza circundante la que determine qué habrá ahí (si es que llega a haber algo).

Por otro lado, sí que podemos crear calles y vías de tren, árboles, centrales y tendido eléctrico, comisarías, parques de bomberos y más adelante construcciones especiales como estadios o aeropuertos. Como supondréis, no es por capricho: los edificios y sus pobladores necesitan vías de transporte, energía, seguridad, ocio y demás (curiosamente no hay cobertura sanitaria, los hospitales aparecen solos). Todo esto se paga y se mantiene con el dinero recaudado de los impuestos, por lo que las ciudades pronto entran en una espiral ascendente o descendente: o nos sobra pasta para mejorar la ciudad y viene cada vez más gente, o nos falta, la calidad de vida empeora y se larga cada vez más gente. En ese sentido, SimCity es un juego que premia el arte del wu-wei o no-hacer: si nos ponemos a gastar a lo loco acabaremos enseguida en la ruina. Es mejor pasar años sin hacer prácticamente nada, ignorando las quejas de los contribuyentes si no son demasiado urgentes, para recaudar dinero con el que hacer las reformas y luego esperar a que den sus frutos económicos antes de embarcarnos en nuevos proyectos. Aquí cierto alcalde faraónico hubiese acabado mal.

Godzilla arrasa nuestra congestionada ciudad.

Aunque el juego básico consiste simplemente en construir una ciudad, SimCity ofrece varios escenarios de ciudades con problemas particulares y objetivos específicos, algunos devenidos del desarrollo urbano, como permanentes congestiones de tráfico o un índice de criminalidad rampante, y otros causados por desastres como terremotos, inundaciones, bombardeos en plena guerra e incluso el ataque de bestias gigantes. Incluso en las partidas normales es posible amenizar los momentos de calma al invocar desastres naturales como incendios, tornados y varios de los anteriores. Puedo decir por experiencia propia lo fabuloso que es que un incendio arrase tu zona industrial y descubrir que no te has molestado en instalar parques de bomberos.

Antiguo y simplote como es, SimCity sigue resultando muy adictivo pese a sus gráficos EGA de 16 colores y sus sonidos de altavoz interno. En la actualidad se puede jugar sin problemas sobre el emulador DosBox, pero existen otras opciones. El código fuente del juego fue liberado en 2008 y a raíz de esa iniciativa surgió Micropolis, prácticamente el mismo juego pero preparado para plataformas modernas. También existen versiones sobre navegador, pero no han alcanzado mucho éxito y han vivido suertes adversas.

Similitudes razonables con...


SimCity 2000

Tropico 4

Transport Tycoon Deluxe

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