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lunes, 13 de febrero de 2017

₁₁₆ Iron Lord (1990)

Tipo: Estrategia/Aventura
Año: 1990
Estudio: Ubi Soft
En español: No
Multijugador: No
Puntuación: 3

Iron Lord es un juego francés de finales de los 80 de pseudoestrategia medieval que bebe de clásicos como Defender of the Crown o Joan of Arc, aunque en este caso el aspecto estratégico no tiene tanto peso. Salió antes para Amiga y Commodore 64, donde fue un éxito, y la verdad es que la versión para PC pierde calidad de gráficos (que aquí son EGA) y también en la música, derivada de auténticas melodías antiguas. Al igual que el recién reseñado Legend of Djel, no permite usar el ratón, pero aquí el interfaz está bien pensado y no resulta necesario.

La historia no puede ser más sencilla: somos un joven caballero que regresa a su feudo natal tras participar en las cruzadas, sólo para descubrir que su malvado tío ha usurpado el trono. Tendremos que viajar por nuestras tierras, convenciendo a diferentes gremios para que luchen de nuestro lado, antes de enfrentarnos a las fuerzas del tirano, todo ello mientas evitamos a los asesinos que envía para acabar con nosotros.

Cabalgando hacia un nuevo desafío.

Debemos viajar a caballo entre las diferentes localizaciones del mapa, partiendo de nuestro viejo castillo, ahora casi en ruinas, y sin más aliado inicial que el mago que vive en la casita del bosque, abajo a la derecha. Una vez dentro de cada lugar, la vista pasa a cenital y se reduce a un recuadro en la zona superior derecha, pero pulsando la barra espaciadora nos cuenta un poco cómo es la zona y dónde quedan los sitios de interés. Es muy importante que pongamos de nuestra parte a todo el mundo, porque aun así la batalla contra las tropas de nuestro malvado tío irá muy justa, y esto se consigue dándoles el dinero u objetos que necesitan, de un modo relativamente similar a un juego de aventura tradicional, aunque con unos menús bastante liosos, la verdad.

Fuerza y puntería para acertar en la diana.

Pero la parte interesante de Iron Lord no está en esas negociaciones un tanto abstrusas con abades y mercaderes, sino en los minijuegos que vamos encontrando en nuestro camino. El más famoso de ellos es, con diferencia, el torneo de tiro con arco que podemos disputar en la primera ciudad. Para hacernos con el trofeo hay que aplicar la fuerza justa e ir calculando los ángulos necesarios (horizontal y vertical) para alcanzar la diana, situada en diferentes posiciones, compensando también el viento, hasta superar una larga serie de rondas. Si habéis visto algún pantallazo suelto del juego, seguramente sea de esta parte. El resto de los minijuegos son "machacateclas" (como los pulsos de la taberna) o dependen demasiado del azar (verbigracia, las apuestas), y no me convencen. Es curioso que en aquella época crearan los videojuegos así, sin pensarlo demasiado en su conjunto, dejando cosas muy desequilibradas.

Vista cenital dentro de un castillo.

Como muchos juegos de esos años, Iron Lord es innecesariamente difícil de completar, entre otras cosas porque sólo se nos permite salvar la partida desde una torre del castillo en ruinas, con lo que todo un viaje puede echarse a perder antes de que tengamos la oportunidad de grabar. También porque algunos de los minijuegos son muy duros, especialmente el combate contra otros caballeros. La propia fase final, después de la batalla (que consiste a su vez en un enfrentamiento puramente estratégico al viejo estilo), es una sucesión de laberintos y unas pantallas parecidas al space invaders (en serio) que con toda probabilidad acabarán con nosotros y nos obligarán a intentarlo de nuevo desde su primer nivel, con la consiguiente frustración.

Mi recomendación, si os van los juegos antiguos, es que lo probéis al menos por la arquería, un aspecto muy original y al que se puede acceder casi al principio de la partida. Luego ya si veis que se os da bien, podéis ir explorando el resto de la aventura.

Similitudes razonables con...


Legend of Djel

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