Año: 2012
Estudio: Daedalic Entertainment
Multijugador: No
Puntuación: 4
Primera parte de una trilogía, La fuga de Deponia busca retomar los elementos característicos de la época dorada de las aventuras gráficas, a saber: calidad, humor e ingenio. Para ello usa un estilo muy clásico de point & click, con varias opciones de diálogo y la aparición ocasional de minijuegos para dar mayor variedad a la experiencia. Sospecho que su público principal proviene de quienes, como yo, disfrutaron en su momento de los clásicos de LucasArts.
Se nota precisamente que está dirigido a gente ya talludida en que su humor no es tan inocente como antaño lo fueron las aventuras de Guybrush. Hay comentarios de gusto discutible e incluso algún desnudo. Hay quien ha acusado a Deponia de sexista y racista, pero al menos esta primera parte no me lo ha parecido, aunque nuestro personaje desde luego no es un ejemplo a seguir.
Sabor clásico. |
Como protagonista absoluto y responsable de llevar el peso de la trama, tenemos a Rufus, un antihéroe desordenado, egoísta y muy pagado de sí mismo, que aporta también el elemento cómico a las escenas. Por el contrario su partenaire, la bella elísea Goal, es un mero mcguffin que permanece inconsciente durante casi toda la historia y, cuando no, es objeto de tantos cambios de memoria que la pobre ya no sabe qué recuerda y qué no.
La trama se desarrolla en una ciudad de Deponia, el amplio vertedero donde tienen que malvivir los parias de la sociedad mientas en las alturas, en el Elíseo, los ricos se dan la vida padre (sí, esto es anterior a Elysium, qué casualidades tiene la vida). Rufus tiene como único objetivo largarse de Deponia y alcanzar Elíseo, y Goal se revela como su medio de conseguirlo. Aunque la historia comienza más o menos normal, hacia el final del larguísimo primer capítulo empieza a caer en el error de tantas otras aventuras gráficas, que es volverse tan surreal que adivinar lo que tienes que hacer es cuestión de pura chiripa (o de mirar una guía). Uno se da cuenta de lo mal que está la cosa cuando incluso las guías admiten que algunos puzles los han superado probando al azar.
¡Sorpresa! (no, no es Goal) |
Hacia el final la trama vuelve a recuperar cierta normalidad (por lo menos entiendes lo que estás haciendo), pero al poco te topas prácticamente de bruces con el final del juego, que es bastante anticlimático (al final no salimos de Deponia, quién nos lo iba a decir después de tantos desvelos).
Dicho sea de paso, el tono de la historia sufre aquí un cambio brusco hacia temas más serios (como el sacrificio personal por el bien común) que a mí personalmente me han gustado pero que, entiendo, pueden confundir a quien esperara más humor. Todo esta parte final, qué duda cabe, nos deja con la miel en los labios precisamente cuando la acción comenzaba a coger ritmo. Ah, amigos, es que esto es una trilogía y había que dejar chicha para las secuelas. Tengo la segunda parte esperando, y si nada lo impide os contaré cómo termina esto.
La calidad gráfica es indiscutible. |
Donde destaca Deponia frente a las aventuras clásicas e incluso contra competidores actuales es en la calidad y sobre todo suavidad de los gráficos (lo cual tampoco implica que sean perfectos, algunos desplazamientos de Rufus desde fondo de plano o en diagonal cantan mucho). Además, FX Interactive proporciona un excelente doblaje al castellano, muy creíble, incluso en las groseras canciones que separan capítulos (y que siempre terminan con "que os den"). La funcionalidad de autoguardado automático y la imposibilidad de que Rufus "muera" son estupendas para olvidarse de todo aquel rollo de cargar/salvar y jugar sin preocupaciones.
Por el lado malo, el cargador de FX intenta hacer las mismas chorradas que comenté en Crazy Machines 2, pero ya le he pillado el truco para saltárselo: basta con redirigir el acceso directo al verdadero ejecutable del juego, que está en el mismo directorio. Igual así no te actualiza automáticamente los parches pero, ¿y el tiempo que te ahorras?
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