Escarbajuegos: ₁₅₉ Let Them Come (2017)

viernes, 15 de junio de 2018

₁₅₉ Let Them Come (2017)

Tipo: Tower Defense
Año: 2017
Estudio: Tuatara Games
En español: No
Multijugador: No
Puntuación: 4

Let Them Come es un juego indie que retoma un estilo gamberro y ultraviolento muy ochentero, con sus anacronismos incluidos, como ir con un radiocasete (un "loro", que se decía) en plena era de expansión espacial. En cuanto a la mecánica se lo puede considerar un tower defense pero con una sola torre: tú. Parapetado tras tu ametralladora y junto a tu formidable arsenal, has de enfrentarte a oleadas de alienígenas en oscuros pasillos de la nave estelar donde ya han caído todos tus compañeros.

Como protagonista han elegido a un personaje que encarna de modo jocoso los estereotipos de masculinidad de los 80, un poco a lo Duke Nukem. Derrocha testosterona, se fuma un puro mientras revienta aliens y la ametralladora es una obvia prolongación fálica. Sólo de jugar ya noto cómo me crece pelo en el pecho, colegas.

Descansando entre matanza y matanza.

Al igual que ocurría en Guards, la idea es ir superando niveles seguidos hasta que la palmamos, y entonces es cuando recolectamos las recompensas y podemos mejorar las armas y la munición. Y también como en aquel juego, si lo hacemos bien se nos van proporcionando mejoras temporales aleatorias en medio de las fases que pueden aumentar (y mucho) las posibilidades de éxito. Una de "munición ilimitada" con las balas explosivas y doble fuego rápido es un sueño húmedo que atravesará las filas de aliens como si fueran mantequilla. Lástima que no sean permanentes.

El juego se divide en cinco sectores dentro de la nave, cada uno con su boss final y sus tipos de bichos, que son muy diversos (hay una guía de cada uno dentro del propio juego). Pero la acción en sí es estática, sólo cambia la imagen de fondo porque nuestro personaje siempre está quieto en su zona atrincherada, intentando que los alienígenas no lleguen hasta él y, que si llegan, se lleven una buena hostia del arma secundaria (cuchillos, bates, sierras mecánicas, lo que sea).

¡Morid, hijos de perra!

Otro aspecto simpático es la boombox (el radiocasete, vaya), donde podemos elegir la pista que nos ponga más a tono para reventar bichos, y de hecho vamos consiguiendo nuevas pistas musicales al ir avanzando de una fase a otra. No es que sea un aspecto primordial ni demasiado relevante, pero tiene gracia dentro del concepto desenfadado de todo el juego. La música es de tipo instrumental electrónico como el que podríamos encontrar en la banda sonora de una película al uso.

Aunque como veis Let Them Come es un videojuego para echar el rato y desfogarse, a lo tonto se puede uno viciar bastante porque es entretenido y está bien hecho dentro de sus modestos parámetros. La duración es variable, el juego se maneja con ratón y dos o tres teclas configurables y hay que ir probando diversas combinaciones de armamento y defensas hasta dar con la crítica para cada momento, contando además con algo de suerte en los combos y mejoras para hacerlo todo más asequible. Unas cuantas horas, en cualquier caso.

¿Jefe de final de fase? Yep.

La curva de aprendizaje es bastante suave, y si ves que no hay modo de avanzar, casi con toda seguridad debes volver al arsenal y actualizar tu equipo. Cierto que los final bosses requieren algo más de estudio para hallar sus puntos débiles y pueden ser puñeteros (¡saludad de mi parte a Limby, amigos!). También es posible que por un error de cálculo nos quedemos sin dinero y sin armas eficaces contra el enemigo, de modo que tengamos que dejarnos matar a lo tonto unas cuantas veces para conseguir un poco de dinero, pero yo no he llegado a verme en esa tesitura.

Hay también varias modalidades de juego y la posibilidad de repetirlo todo a una dificultad más alta, así que por ese lado lo que ofrece es más que razonable. Conceptualmente hay que reconocer que es simple y en el fondo cada nivel consiste en lograr lo mismo una y otra vez, sin grandes sorpresas (más allá de nuevos enemigos o los jefes), pero es que va de eso. Y oye, que son cinco pavos na más, que sois unos agarraos...