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domingo, 5 de marzo de 2017

₁₁₈ Joan of Arc (1989)

Tipo: Estrategia
Año: 1989
Estudio: Chip
En español: No
Multijugador: No
Puntuación: 3

Joan of Arc: Siege & the Sword es un antiguo juego de estrategia ya en abandonware, y que como el recién reseñado Iron Lord se inspira en el mítico Defender of the Crown, con su progresiva conquista de territorios y reclutamiento de ejércitos, pero en este caso centrando la campaña en la Francia del siglo XV, ocupada en buena parte por los ingleses durante la Guerra de los Cien Años, y con la figura histórica de Juana de Arco como eje de la trama en su "misión revelada" para expulsar a los británicos del continente (como el Brexit, pero al revés y a espadazos).

Curiosamente, no adoptas el papel de Juana sino el de Carlos, delfín de Francia y futuro séptimo rey de ese nombre; la Dama de Orleáns es tu principal general al mando de un ejército (bueno, de tu único ejército por el momento). Ellos dos son sólo los primeros de una serie de figuras históricas de la época que aparecerán durante el juego en ambos bandos (que realmente son cuatro, porque además de zonas inglesas y francesas, inicialmente hay algunas provincias rebeldes y otras en poder de Borgoña) y que destacan en uno u otro aspecto, ya sea como generales, diplómáticos o gestores económicos. Ante todo recomiendo consultar el manual del juego, sobre todo para las teclas, ya que una vez más la versión de MS-DOS no permitía el uso del ratón.

Corrían malos tiempos en Francia...

Aunque Joan of Arc corre todavía en emuladores como DosBox, es muy proclive a colgarse en alguna fase del juego (por lo general durante una batalla, aunque también he visto que el menú de acciones tiende a bloquearse y otras veces ni llegas a ver la pantalla principal), y la verdad es que he hecho esta reseña tirando del recuerdo que conservo de la época en que lo jugué (y terminé, oiga) y cogiendo capturas de pantalla del principio partida, porque no había manera. Tendréis que fiaros de mi memoria.

El juego es bastante completo para lo que pueda parecer inicialmente. Aunque como suele ser habitual las batallas se llevan todo el "encanto" gráfico, se nos ofrece una amplia serie de actividades diplomáticas que, si se juegan bien, pavimentarán nuestro éxito militar. La recolección de impuestos es obviamente un aspecto que hay que cuidar, sin provocar la rebelión de nuestras provincias pero sin dejar tampoco desabastecidos a nuestros ejércitos. También existe la posibilidad de firmar treguas que nos den algo de margen y de intercambiar prisioneros o pedir rescate por ellos (este es un aspecto fundamental, de hecho alcancé la victoria final gracias a la burrada de dinero que me dio el rey inglés por uno de sus generales capturados en batalla).

Mapa de territorios.

Para servirnos y darnos consejos, contamos con nuestros cortesanos. Algunos son competentes y de fiar, y otros... no tanto, pero el verdugo real puede librarnos de forma tajante de esas manzanas podridas. Aparte de las figuras destacadas de nuestra corte, también disponemos de "hombres de confianza" para esas otras tareas menos honorables pero que constituyen el día a día de un hombre de estado: espionaje, asesinato o secuestro de un rival político y demás lindezas que allanarán nuestro camino al trono de París.

Pero por supuesto, queréis que hablemos de las batallas y asedios. En realidad se dividen en una serie de minijuegos bastante simpáticos, como el combate singular a caballo, la lucha a campo abierto y el asalto (o defensa) de las murallas, donde con unos pocos hombres tenemos que superar el ataque o defensa del contrario. Por ejemplo, para asaltar un castillo hay que conseguir que nuestros soldados alcancen las almenas sin que piedras y aceite hirviendo les derriben de las escalas. Aparte de nuestra habilidad, digamos, de tipo arcade, la parte estratégica se refleja en que la cantidad de personajes que aparecen guarda proporción con cada ejército, lo que da una gran ventaja al que llega con más hombres.

Campo de batalla.

Por tanto, la clave es presentarse a la lucha con un ejército superior, lo que empieza por tener las mejores tropas, que se dividen en infantería, caballería, arqueros y bombardas (la artillería de la época). En el campo de batalla se mueven como cuatro grupos diferenciados, de forma que conviene dejar a los arqueros y las bombardas en retaguardia cosiendo al enemigo mientras la infantería se lleva las tortas, e iniciar la carga de la caballería en el momento adecuado (porque no pueden retirarse). Al principio es un poco lioso, pero más o menos funciona.

Pero claro, la victoria también pasa por poner a un general competente al frente de cada ejército, y necesitaréis unos cuantos para atacar (o ni que sea defender) los diversos frentes y para aplastar las más que probables rebeliones de provincias adicionales, sobre todo cuando empecéis a esquilmarlas con impuestos y llamadas a filas. Juana de Arco es la mejor líder de ejército, pero por desgracia ya habéis visto que el juego es histórico y hacia mayo de 1430 la Dama de Orleáns es capturada y posteriormente ejecutada por los ingleses. Igual hay un modo de evitarlo, pero yo no lo he encontrado. Y si esto sucede mientras Juana dirige un ejército, lo pierdes, así que lo que suelo hacer es degradar a Juana unas semanas antes. Sí, abandonada por el propio hombre al que ayudó a coronarse rey, exactamente igual que pasó en realidad. Así se aprende historia, chavales.

¡Al asalto!

En cuanto al estudio de desarrollo, Chip, cerró poco después, y apenas llegó a sacar tres títulos, todos de estrategia con un enfoque original. Se ve que la distribución de la prestigiosa Brøderbund no fue suficiente para alcanzar el éxito.

De no ser por los problemas técnicos que da, Joan of Arc: Siege & the Sword seguiría siendo un buen juego de estrategia histórica sencilla, destacable por la variedad de enfoques permitidos (ya sea tirando hacia la diplomacia, la confrontación militar o usando trucos sucios) y sobre todo por centrarse en un entorno histórico relativamente poco explotado y con una razonable verosimilitud al reflejar la época. Quién sabe, igual en una versión futura de DosBox estos cuelgues desaparecen.

Similitudes razonables con...


Iron Lord

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