Año: 2011
Estudio: Haemimont Games
Multijugador: No
Puntuación: 4
Los juegos de construcción de ciudades están muy bien, qué duda cabe. Crear una urbe, mejorar las comunicaciones, la industria, el nivel de vida, atender las necesidades de los ciudadanos, buscar su felicidad y tal. Muy bonito. Pero en el fondo lo que nos gustaría es mandarlo todo al carajo e imponer nuestra ley con mano de hierro. Pues eso es Trópico 4. Sé un auténtico dictador de una república bananera y engorda tu cuenta en Suiza mientras tu pueblo pasa hambre. Atrae al turismo barato, construye edificios de calidad deficiente, mantén a tu población desinformada, amaña las elecciones, encarcela a tus rivales políticos en campos de trabajo... Mientras sepas mantener bajo control a los rebeldes y no cabrees a las superpotencias, todo irá bien.
Supongo que es un tema de carácter; a mí esta premisa me resulta muy divertida pero habrá a quien le parezca de mal gusto (no en vano el primer título de la saga recibió bastantes críticas). Siempre puedes intentar ofrecer unas elecciones limpias y cumplir las ansias democráticas de tus súbditos, aunque ten en cuenta que eso acaba siendo más difícil que sostenerte como dictador de tres al cuarto. Decidas lo que decidas, ¡viva El Presidente!
Bienvenidos al Caribe, años 50 eternos. |
El juego puede tener un barniz humorístico, pero la simulación de la economía de la isla es bastante compleja y se basa en la construcción de edificios y redes de comunicación entre ellos, y en gestionar adecuadamente los puestos de trabajo de cada uno y sus gastos e ingresos. Estos edificios no sólo son productivos (aunque evidentemente los hay), sino que cubren las necesidades educativas, religiosas, sanitarias y de ocio de la población. Tenemos, por supuesto, las habituales facciones de intereses enfrentados, tanto internas como externas, y habremos de vérnoslas con la delincuencia, la contaminación, la crisis económica y, por supuesto, los rebeldes, que pueden acabar con nosotros si llegan a ser demasiado poderosos. En nuestra mano disponemos de una amplia variedad de edictos, acciones encubiertas y simple populismo y corrupción para mantenernos en el cargo.
Por bueno motivos, Tropico 4 está considerado uno de los mejores juegos de los últimos años en su género. Como siempre, es un buen consejo acudir a su propia wiki, aunque he de reconocer que por lo general mantener nuestra economía con buena salud no es ni de lejos tan complicado como en otros juegos (SimCity, me estoy acordando de ti y de tus muertos). La sociedad isleña del paquete básico está ambientada en una especie de años 50 permanentes que recuerdan mucho a Cuba, por eso de los coches viejos recorriendo las calles, aunque el juego se inspira en diversas dictaduras americanas y ridiculiza también a las superpotencias y, por supuesto, a la ineficaz pero rica Europa. Puntos extra por las fantásticas citas políticas llenas de cinismo que se usan en las pantallas de carga.
Vista de nuestra naciente ciudad. |
Uno de los aspectos que más me gusta de la saga Trópico, al menos del 3 y el 4, es lo natural que parece todo. Las ciudades distan mucho de ser rectilíneas: las calles se retuercen y cada edificio mira para un lado, creando en el proceso zonas problemáticas de las que no se puede sacar mucho rendimiento. A diferencia de otros juegos de construcción urbana, aquí a menudo has de optar por edificios cutres y mal mantenidos, porque los caros no compensan o no resultan sostenibles para tu débil economía. Y en lo político, es tentador recurrir a edictos populistas que te garanticen la reelección, aun a riesgo de empeorar las futuras condiciones de vida. Un poco como en la vida misma, vaya.
Otra curiosa característica de Trópico es la división por sexos de la mayoría de los puestos de trabajo. Que en las minas sólo puedan trabajar hombres, tiene un pase. Que en los colegios sólo haya profesoras, puede valer. ¿Pero la policía secreta sólo la componen mujeres? ¿No hay trabajadores masculinos en las refinerías? Luego hay ciertos edificios (como la academia militar) que permiten "cambios de sexo", con lo que acabas teniendo hombres que antes eran mujeres (y conservan su nombre y su marido). Si esto parece muy complicado, siempre puedes decretar la legalización del matrimonio homosexual (y perder apoyo de la facción religiosa). En este juego la gente envejece, se casa, tiene hijos, etc. Sólo tú eres inmortal, como corresponde a El Presidente.
La lucha contra los rebeldes no es metafórica. |
Cuando eres dictador de una república bananera es fácil corromperse. Por ello el juego nos propone una campaña de escenarios en islas de diversas características para aprender a aprovechar cada aspecto del juego, desde el turismo a las importaciones o la industria pesada. Esta campaña llega a ser bastante dura, pero tranquilos porque también disponemos de un modo de juego libre en el que elegimos una de las islas disponibles, unas condiciones generales de partida (estabilidad política, incidencia de desastres naturales, etc.) y podemos enfocar nuestras sociedad en la dirección que deseemos: agricultura, turismo sostenible, industria pesada... Obviamente, cada isla resultará más adecuada de forma natural para uno u otro enfoque, pero al final es nuestra elección, como también lo será el grado de libertad y democracia de su sociedad y el nivel de limpieza de las elecciones. Por muy dedicados al pueblo que estéis, contad con protestas y ocasionales ataques de los rebeldes. Y es que la gente nunca está contenta...
DLCs
El juego ofrece numerosas ampliaciones adicionales. De hecho, parte de las críticas que se le hacen a Haemimont van en ese sentido, que aprovecha para conseguir dinero adicional sacando los juegos pelados y dejando fuera funcionalidades útiles (o peor, inútiles) que luego permite adquirir por un módico precio. En cualquier caso yo conseguí todos los DLCs junto al juego básico por un precio irrisorio.
Una moderna ciudad se abre paso en el Caribe. |
La mayoría de estos DLCs aportan al juego un nuevo tipo de edificio, que puede ser bastante inútil o, por el contrario, tan útil que desnivela el nivel de dificultad de la partida y que no siempre encaja bien con las misiones de la campaña básica (por ejemplo, hay misiones donde no puedes crear granjas, pero sí plantaciones porque éstas se añaden en un DLC; fail). También se añaden decoraciones para tu presidente, rasgos de carácter y en ocasiones una misión nueva.
La única ampliación que verdaderamente modifica el funcionamiento del juego es Modern Times, que añade nuevos edificios de corte moderno (como supermercados, rascacielos y fábricas de coches), doce nuevos edictos y una nueva campaña. La gracia de Modern Times en el modo de juego libre es que añade un timeline conforme al cual las nuevas funcionalidades pasarán a estar disponibles a partir del año correspondiente, de 1955 a 1996. También veremos cómo nos influyen algunos conflictos internacionales (que pueden variar de partida en partida), como la guerra de Corea, la muerte de Franco o la llegada al poder de Hugo Chávez.
La saga Trópico
Esta serie alcanza ya los cinco títulos. Me gustaría ir analizándolos uno a uno en el futuro, pero por si acaso aquí va un breve resumen de cada uno.
El primero, llamado simplemente Tropico, fue desarrollado por Pop Top con la clásica perspectiva isométrica y apareció en 2001, cuando cosechó buenas críticas en lo referente a la jugabilidad y no tan buenas respecto a la temática.
Pack con los 4 primeros juegos más expansiones. |
En 2003 apareció una segunda parte, pero con un enfoque muy diferente y menos polémico. En Tropico 2: Pirate Cove, desarrollado por Frog City Software, la acción se traslada a la época del pillaje en el Caribe y, como amo de una isla que sirve de guarida pirata, debemos equilibrar las necesidades de piratas y esclavos, beneficiándonos de los saqueos de los primeros.
Años después, en 2009, la licencia de la serie cambió de manos y fue el estudio búlgaro Haemimont Games el que se encargó de desarrollar Tropico 3, el primero de los trópicos "modernos", con el aspecto actual. De hecho, se suele decir que Tropico 4 no es más que una mejora/ampliación del 3. Un buen punto para iniciarse en la saga.
En este mismo 2014 ha aparecido Tropico 5, que añade la posibilidad de echar partidas multijugador (cooperativas o competitivas) y establece dinastías de presidentes, pero que ha recibido feas críticas por estar poco pulido y depender demasiado de ampliaciones de pago para poderse disfrutar adecuadamente.
Similitudes razonables con...
Port Royale 2: Imperio y Piratas |
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